Emociones primarias, biológicas y complementarias
Cuando te sientas feliz, mira al fondo de tu corazón, y verás que lo mismo que te da dolor te está dando alegría. Cuando te sientas triste, mira otra vez dentro de tu corazón y verás que en verdad estás llorando por aquello que te había dado placer.
Kahlil Gibran
La alegría y la tristeza son dos caras que configuran el mismo caleidoscopio vital, pero, al vivir en un mundo aparentemente fragmentado, nos resulta complejo poder mirar hacia la unidad y lo unitario en las emociones que experimentamos. Contemplar que aparentes opuestos (alegría y tristeza) nos hablan de la misma realidad y del mismo movimiento vital. Todas las emociones surgen de la misma fuente: de ti.
La alegría y la tristeza son emociones que nos mueven a expresarnos en el mundo, la alegría invita a compartir y movernos hacia afuera, y la tristeza nos invita a mirar hacia dentro y procesar la pérdida. Ambos movimientos primarios, biológicos y complementarios.
En numerosas ocasiones, has experimentado la misma danza de vida a la que bailas constantemente: te apartas y rechazas la tristeza y te abres y permites que entre la alegría en ti. Resulta algo instintivo y apenas pones atención en ello, se da hasta de forma inconsciente. Es el movimiento constante de rechazar lo que te resulta desagradable (tristeza) y aceptar aquello que te resulta agradable (alegría). Y, es crucial que descubras que este movimiento vital solo crea más sufrimiento en ti y no te permite aceptar la vida como es y como viene. Observa esta realidad y vuélvete consciente de este juego.
Aceptar no es resignarse y rendirse, es un proceso activo y dinámico. Aceptando tomas las riendas de tu vida. Lo que hay que aceptar en la vida es que vivimos momentos de risa y apertura y otros de llanto y oscuridad. Y la clave está en permitir que tanto la tristeza como la alegría te habiten y cumplan su función biológica y vital. Solo desde la aceptación y apertura a experimentar la tristeza en ti puedes moverte hacia la alegría de una forma sana y natural. Es una especie de paradoja. Las paradojas requieren ser experimentadas, para poder sentir que, en realidad, no hay tales opuestos. Así permites que lo alquímico suceda, que una emoción más densa, pesada y, a veces, desconcertante (la tristeza), pueda transformarse en otra más liviana y necesaria para ti (la alegría).
Hay una frase breve y concisa que puede ayudarte en el proceso de experimentar tristeza: «Esto también pasará. En verdad, toda experiencia pasa. Para que pase también hay que soltarla, dejar de aferrarse a ella».
Recuerda que para que surja la alegría en ti cada día es necesario poner tu foco de atención en todo lo bueno que la vida te ofrece. Agradece cada instante de vida, solo tenemos esta vida y requiere que el actor principal la viva de forma consciente.
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Muchas gracias Cecilia por compartir todo este conocimiento y reflexiones sobre los estados de alegría y tristeza, son parte de nuestro desarrollo personal, no obstante, cuando aprendemos a controlar las emociones, tenemos menos apego y más agradecimiento, los episodios de tristeza tienden a disminuir, porque fluimos en el bienestar.