Los beneficios de una alimentación saludable para un cerebro sano

Cuando se habla de una alimentación saludable solemos asociarla a la prevención de la obesidad y de las enfermedades coronarias. No obstante, a veces olvidamos la relevancia de comer sano para el órgano vital por excelencia de nuestro cuerpo, el cerebro. En 2014 se crea el Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas Nutricionistas de España. Este hecho provocará todo un movimiento en torno a las recomendaciones nutricionales en las instituciones públicas, de las que también se hacen eco también las organizaciones privadas responsables. Se ha generado una nueva ola de dietistas-nutricionistas cuyos preceptos y consejos tiene una base científica que se fundamenta en estudios de masas y que aportan fundamentalmente datos relacionados con la salud y la nutrición, sin ninguna otra clase de conflicto de intereses. Será este movimiento, junto con los especialistas en neurología y neurociencias, psiquiatría y psicología, los que apunten a los beneficios de una alimentación más sana orientada a la salud en general, pero específicamente a la prevención de enfermedades que afectan al cerebro. Pero, ¿cuáles son los alimentos que mantienen nuestro cerebro saludable?

Ácidos grasos

Existen numerosos estudios en grandes masas poblacionales que prueban que ácidos grasos como el ácido docosahexaenoico (el conocido con las siglas DHA) favorece mejoras conductuales en enfermedades mentales y mejora el deterioro en enfermedades neurodegenerativas. Este ácido se encuentra en el conocido como omega-3, junto con el ácido alfa-linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA).Estos tres componentes fundamentales de los omega-3 también dotan al organismo de calorías saludables para nuestro cuerpo, proporcionándonos energía y haciendo operativos otros órganos como los pulmones, los vasos sanguíneos y el corazón, el sistema inmunitario y el sistema endocrino (el encargado de la producción de hormonas). Hallamos el omega -3 en aceites de plantas (de oliva, de linaza, de soja, de canola), en frutos secos (nueces), semillas (linaza, chía), aguacate, pescados azules y mariscos.

Vitaminas

La vitamina K del brócoli, de los coles y de las verduras de hoja verde han demostrado eficacia en tratamientos aplicados para la mejora en la calidad de vida de los enfermos de Alzheimer. Las almendras y las nueces contienen Vitamina E y magnesio, que ayudan a la concentración y sus proteínas activan nuestras neuronas para mantenernos despiertos. Los frutos rojos mejoran los trabajos de memoria y también la concentración. La vitamina B12, que puede suplementarse o incorporarla con en leche, carne roja, pescado y huevo, también juega un papel importante en la salud del cerebro.

Flavonoides

Contenidos en los pigmentos de las frutas, sobre todo manzanas y cítricos, revitalizan la actividad cerebral y reducen el estrés oxidativo.

Cocinar, plantas y agua

Una buena hidratación (con agua, nada de refrescos) y una alimentación basada en plantas, con la incorporación de harinas integrales, legumbres, frutas enteras (para no incorporar los azúcares libres de los licuados y los zumos), verduras, más un consumo muy moderado de proteínas animales (para no consumir las grasas saturadas) son garantía de una alimentación sana beneficiosa para el cerebro y para todo el organismo. Si además evitamos los alimentos procesados, el exceso de azúcar y sal, nuestra salud lo agradecerá.

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