El lenguaje es una habilidad puramente humana, el resultado de la evolución de nuestro cerebro durante millones de años. De ello se ocupa el logopeda, que previene, diagnostica y ofrece tratamiento para cualquier problema en el lenguaje. Pero ¿cómo y cuándo detectamos esos problemas en el lenguaje? y ¿cómo sabemos que un niño necesita la ayuda de un logopeda?
El comienzo del lenguaje verbal se da después del balbuceo. Se activa con la habilidad de entender y repetir palabras simples como papá, mamá, agua. Y a partir de ahí, irá incorporando vocabulario. Debemos saber que el lenguaje de los niños será simple. La gramática no se amplía hasta los 3 años. Ahora bien, si hay problemas en el desarrollo del lenguaje, necesitaremos un logopeda. Debemos acudir lo antes posible para una correcta diagnosis temprana y una recuperación mucho más rápida. Los problemas en el desarrollo del lenguaje pueden ser por tres causas fundamentales:
1) Por problemas en el procesamiento del sonido y del lenguaje, es decir, que puede haber daños neurológicos en áreas del cerebro responsables del lenguaje, problemas físicos en la cavidad bucal o inmadurez del desarrollo.
Algunos problemas neurológicos pueden diagnosticarse desde el momento del parto, si se lleva a cabo un estudio cuidadoso de historias clínicas por expertos en neurología pediátrica. El logopeda puede detectar este tipo de problemas y derivarnos al especialista en neurología pediátrica o asesorarnos para ponernos en mano de un experto en neurorrehabilitación infantil. A veces un neuropsicólogo puede establecer estos diagnósticos a partir de una serie de test especiales.
Hemos de tener en cuenta que todo el cuerpo está implicado en la comunicación verbal y no verbal. Entre nuestros movimientos se encuentra la respiración: si no respiramos bien, o no coordinamos la articulación de la palara con la espiración, tendremos un niño con problema en el lenguaje. Por otro lado, la dislexia tiene que ver con la recepción visual, además de su relación con la audición y el lenguaje. La dislexia se caracteriza por la dificultad por reconocer símbolos de lectura y escritura, además de una desorientación derecha-izquierda. También el logopeda puede detectar este tipo de afecciones del
lenguaje y ayudar a la recuperación.
2) Por problemas en la expresión, o sea, control muscular en la boca o daño en áreas cerebrales que se ocupan de la expresión.
Aunque se perciba y se procese bien el sonido, el logopeda se percata si al emitir sonidos hay problemas en la cavidad bucal, en la parte en la que los dientes se juntan, o en los propios músculos de la boca y lengua. Hay nervios en la parte posterior del cráneo que, si han sido dañados durante el parto, podrían dar estos problemas.
Otros signos que nos indican que puede haber problemas que necesiten un logopeda son los niños que tienen dificultades para masticar (las famosas comidas que se hacen eternas a los progenitores), dificultades para tragar, cuando rechazan ciertas texturas o alimentos. El logopeda trata estos problemas y también un fisioterapeuta puede tratar los daños en la estructura craneal.
3) Por problemas en la recepción del sonido, es decir, problemas de audición: por mocos en las vías aéreas, por tensión en el cráneo o por reflejos auditivos no integrados.
Además de los mocos constantes, entre los 2 y los 4 años se encuentra el periodo habitual de la otitis, debemos estar atentos. Debemos llevar al niño al otorrino y que le haga las pruebas necesarias si sospechamos que tiene problemas de audición.
Cualquier dificultad o problema que notemos en el niño relativo al lenguaje o a todos los casos expuestos, tendrán mejor y más rápida solución si consultamos a edades tempranas con un logopeda.