El trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más prevalentes en la población infantojuvenil. El TDAH presenta una elevada prevalencia en los diferentes grupos de edad, importantes repercusiones clínicas y existencia de tratamientos eficaces. Por ello, es importante abordar cada caso de manera particular y lo antes posible.
TDAH y comorbilidad:
El TDAH no suele presentarse de manera aislada. La comorbilidad del TDAH está presente en un 60-70% de los casos. Destacan los trastornos específicos del aprendizaje, presentes en el 45% de los casos. De los cuales:
- El trastorno específico de la lectura (dislexia) parece mostrarse como el más frecuente, un tercio de los niños disléxicos presentan TDAH y un tercio de los niños TDAH presentan dislexia.
- Se pone evidencia la necesidad de evaluar las habilidades escolares, especialmente las competencias lectoras, de los niños con TDAH y, a su vez, evaluar la presencia de síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad en los niños con trastornos específicos del aprendizaje.
- La disgrafía también está presente hasta en la mitad de los escolares con TDAH.
- Del mismo modo, el mal desempeño en matemáticas se ha llegado a referir en el 25-30% de los casos.
- Se ha descrito la presencia de trastornos del lenguaje en el 12% de pacientes con TDAH, mientras que el TDAH está presente en un tercio de los pacientes con trastornos del lenguaje.
- El trastorno del desarrollo de la coordinación se registra en otro tercio de los pacientes afectos
- Los trastornos por tics, en aproximadamente 20% de niños y adolescentes con TDAH.
Diagnóstico y clasificación:
Los criterios para realizar el diagnóstico y la clasificación los encontramos en el manual DSM-V. Son los siguientes:
A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad–impulsividad que interfiere con el funcionamiento o desarrollo.
B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo–impulsivos estaban presentes antes de los 12 años.
C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo–impulsivos están presentes en dos o más contextos (por ejemplo: en casa, en el colegio o el trabajo; con los amigos o familiares, o en otras actividades).
D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social, académico o laboral, o reducen la calidad de éstos.
E. Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de otro trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno del estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de la personalidad, intoxicación o abstinencia de sustancias).
En función de los resultados se podrán clasificar las siguientes presentaciones:
- Presentación combinada: Si se cumplen el Criterio A1 (inatención) y el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) DURANTE los últimos 6 meses.
- Presentación predominante con falta de atención: Si se cumple el Criterio A1, pero no se cumple el criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) durante los últimos 6 meses.
- Presentación predominante hiperactiva/impulsiva: Si se cumple el Criterio A2 (hiperactividad-impulsividad) y no se cumple el Criterio A1 (inatención) durante los últimos 6 meses.
Diagnóstico diferencial:
Diferentes trastornos del neurodesarrollo, trastornos de la conducta, ansiedad o ánimo; numerosos factores ambientales y otras enfermedades médicas se han propuesto como causas que podrían simular un TDAH. Pero, del mismo modo, también pueden ser comórbidas y no «simular» un TDAH, sino estar ambos presentes (por ejemplo: TDAH y baja autoestima).
Para llegar a un diagnóstico adecuado la valoración clínica resulta esencial, pero, también la evaluación cognitiva, neuropsicológica, ayudar a establecer hipótesis diagnósticas.
Tratamiento:
Una vez realizado el proceso de diagnóstico se establece el tratamiento más adecuado para cada paciente. Las pautas generales y la intervención psicopedagógica son el primer paso, seguido de la intervención farmacológica si se precisa. En algunos casos, puede ser suficiente una intervención no farmacólogica que permita al paciente estimular las capacidades deficitarias de una forma progresiva hasta su completa normalización funcional. Cada tratamiento debe ser individualizado, en el caso del TDAH, al igual que en otras enfermedades, no hay dos pacientes con los mismos síntomas.
Ante la sospecha de un niño con TDAH se debe consultar a los especialistas, puesto que el abordaje de los problemas de aprendizaje tan importantes a estas edades, así como el control de las posibles comorbilidades, serán el resultado de una adecuada aproximación diagnóstica y terapéutica tempranas.
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